El acoso, las amenazas y presiones que padece el periodista Martín Serrano y su periódico Tribuna desde la época de Miguelito Alemán, hasta hoy, es un impune atentado a la libertad de expresión. Su pecado: decir la verdad y exhibir la corrupción oficial.
por Fausto Fernández Ponte
Martín Serrano es un periodista veracruzano perseguido por el poder local desde 2001. Primero le persiguió hasta 2004 el entonces gobernador del estado de Veracruz Miguel Alemán y, hoy, el actual mandatario, sucesor de aquél, Fidel Herrera Beltrán. -
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II
4) Destrucción material y robo (o secuestro literal) de su patrimonio —los medios de producción, como maquinaria, para hacer su periódico— por sicarios del gobierno del estado, subrogados del aparato coactivo de procuración de justicia local.
5) Complicidad de obvia laya criminal de los personeros del Poder Judicial local e indiferencia —si no es que omisión deliberada y, por tanto, criminosa— de los funcionarios del gobierno federal.
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¿Por qué persiguió el gobernador Alemán a este colega? ¿Y por qué persigue el gobernador Herrera a este periodista que resolvió publicar su propio periódico como alternativa a la censura en los diarios veracruzanos en los que hizo su carrera?
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Esa modalidad de periodismo es combativa. Es un estilo que haría sentirse muy orgulloso a un maestro de nuestro quehacer, José Alvarado, quien decía que un verdadero periodista es un ser capaz de hallar las palabras ocultas de los hombres.
La guisa más reciente del acoso del poder —hace apenas unos días— fue ominosa: le dejaron en su domicilio cinco balas, una para cada miembro de su familia que incluye tres hijos pequeños. Denunció el hecho en la Procuraduría General de la República.
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La virulencia de la persecución alemanista y fidelista tiene, por añadidura, otro origen: don Martín se ha defendido y continúa defendiéndose legalmente, ante la incomodidad de fiscales y jueces de consigna y sometidos a la voluntad del gobernador. -