Edición del Jueves 03 de marzo de 2016
El país atraviesa un particular momento a raíz de los cambios políticos que acaban de producirse
La tensión entre el periodismo y el poder político es inevitable. Se trata, sin lugar a dudas, de un aspecto intrínseco de las reglas de juego en la relación entre ambos sectores. De allí, la necesidad imperiosa de velar permanentemente por las libertades que suponen defender el mayor grado de independencia posible.
El Foro de Periodismo Argentino (Fopea) acaba de presentar su “Informe 2015 del Monitoreo de Libertad de Expresión”, donde se investigan casos de agresión a periodistas registrados en todo el país.
La buena noticia es que la cantidad de hechos denunciados refleja una importante disminución con respecto a lo sucedido en 2014. Este cambio de tendencia se observó, especialmente, a partir del segundo semestre del año pasado, quizá porque se trató del período en el que sectores del poder político transitaron el último tramo de sus gestiones.
De hecho, el presidente Mauricio Macri participó en diversas oportunidades de conferencias de prensa junto a sus principales colaboradores. Sin embargo, habrá que advertir que en las últimas oportunidades el primer mandatario convocó a los medios para realizar anuncios, sin aceptar preguntas, lo que deja planteado un antecedente preocupante de cara al futuro.
Cuanto más pequeñas son las localidades, menores son las posibilidades de trabajar con libertad.
