"RED MUNDIAL DE PERIODISTAS CONTRA EL CRIMEN ORGANIZADO Y LA CORRUPCION"
sábado, octubre 01, 2005
Con agresiones que atentan contra la integridad física y el derecho a la vida de los periodistas; con demandas judiciales que pretenden coactar el derecho del pueblo a informar y ser informado; con asesinatos de periodistas, que al parecer quedaran impunes, tal como ocurrió en tiempos muy recientes; con negaciones al rol fiscalizador de los medios de comunicación social ante la creciente corrupción en la función publica y al alevoso uso delincuencial del patrimonio estatal, ¿se puede afirmar que hay garantías para el ejercicio real y efectivo del trabajo periodístico?
La respuesta negativa está dada por las estadísticas de los recientes últimos años, en una etapa que se ha dado en llamar de transito a la democracia. La Oficina de los Derechos Humanos del Periodista (OFIP), precisa que han ocurrido 369 casos de agresión, incluyendo la muerte de Antonio La Torre y Alberto Rivera en Yungay y Pucallpa, respectivamente, así como los 95 casos ocurridos en los primeros nueve meses del año en curso.
La veracidad de esta absurda realidad, nos lleva, entonces, a ponerla a consideración de la ciudadanía peruana y, también de la colectividad mundial, reafirmando, por respeto a nuestra dignidad profesional, que ahora ni nunca ¡NO NOS CALLARAN!.
Estos hechos hacen ver, que el trabajo periodístico se encuentra impactado por la ineficacia reinante en los poderes del Estado, cuyos funcionarios, con escasas excepciones, lejos de poner termino a los atropellos contra los periodistas, dan la impresión de estar coludidos con la injusticia con la injusticia y el irrespeto a los principios y valores de la democracia, entendida esta no solo en lo político, si no también en lo económico, social, cultural y, sobre todo, en lo participativo.
La Asociación Nacional de Periodistas del Perú (ANP) responde a ello con la acostumbrada fuerza de cada uno de sus actos gremiales y rechaza tal comportamiento del poder político. Advierte además, que hacen mal quienes hablan de transito a la democracia cuando ésta se encuentra limitada por intereses subalternos y cuando los mismos, se muestran incapaces de entender que el periodismo es una profesión que, en verdaderas democracias, coadyuva a informar y formar, a orientar y razonar, en benefició de la conducta colectiva del pueblo.
De la misma manera, la ANP, tiene presente en esta efemérides, cuanto daño le hace al país la vigencia de una normatividad legal que promueve la concertación mediática en manos del poder económico, en contraposición al interés social de la sociedad civil y de las organizaciones que la integran, que por falta de recursos financieros no tiene posibilidad de hacer escuchar su voz y participar así, democráticamente, en el desarrollo de una nueva cultura, peor aún, cuando el quehacer de la sociedad del conocimiento nos brinda nuevos lenguajes, nuevas tecnologías y genera nuevos comportamientos de la persona humana.
La ANP denuncia, por eso, que en el Perú de hoy, quienes tienen el poder político y el poder económico, siguen aferrados a métodos y actitudes del pasado, con el agravante de seguir utilizando los viejos criterios de alcanzar sintonía recurriendo a la frivolidad y a la banalidad, sin la inteligencia, creatividad y actitudes del ser humano del nuevo siglo.
Pero en esta fecha recordatoria, al rendir homenaje a los compañeros de profesión que se sacrificaron en cumplimiento de su deber social, la ANP subraya que estamos viviendo una de las etapas de mayores contradicciones sociales y explotación de los trabajadores.
En tal sentido, ratifica que su lucha principal es por la justicia social contra la concentración de la riqueza y del poder, con las funestas consecuencias de miseria, pobreza, desempleo, exclusión social y marginación política, sabiendo de antemano que, por decir la verdad.
¡NO NOS CALLARÁN!.
Al mismo tiempo que reivindicamos la dignidad del trabajo por su valor intrínsico que compromete la dignidad del periodista como ser humano, la ANP demanda de los poderes del Estado políticas necesarias que tengan como objetivos una economía productiva, empleos dignos, salarios justos, seguridad social integral y condiciones básicas para el desarrollo sustentable.
Lima, 1 de Octubre de 2005.
Roberto Mejia Alarcón Presidente ANP.
