Comunicado de prensa
21 de diciembre de 2009
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Colombia
El Departamento Administrativo de Seguridad (DAS) da de nuevo de que hablar en la prensa. Por las peores razones. Después del último escándalo de escuchas telefónicas revelado en febrero de 2009, y luego el descubrimiento, en el siguiente mes de mayo, de una lista de medios de comunicación y periodistas vigilados en las altas esferas, y el desvío del dispositivo de protección de una periodista con fines de espionaje, una nueva revelación mancha la reputación del organismo de inteligencia. En efecto, el semanario Semana acaba de revelar la existencia de una guía de instrucciones dirigida a funcionarios del DAS, para espiar, amenazar, intimidar y desacreditar a las ONG, los magistrados y a los periodistas considerados "molestos" para el gobierno.
"Esos métodos de vigilancia e intimidación no tienen nada que envidiar a los de un regimen policial. Las recientes destituciones de altos responsables del DAS no han permitido solucionar la cuestión de las prácticas de espionaje, aún en vigor en la institución. De hecho, observamos que la presidencia está tardando en deshacerse de ellas. ¿Por qué los expedientes constituidos por el DAS sobre la periodista Claudia Julieta Duque - y otros compañeros - no se remitieron, tal como debía ser, a la Corte constitucional ?", se pregunta Reporteros sin Fronteras.
Según el diario nacional El Espectador, ese manual de espionaje forma parte de la documentación recuperada durante unas perquisiciones ordenadas por la Fiscalía General de la Nación. Se trata de un documento con formato power-point titulado "Guerra política", que detalla, por ejemplo, las instrucciones por seguir durante llamadas telefónicas, o bien la manera de difundir falsas acusaciones.
Uno de los puntos más alarmantes concierne específicamente a la corresponsal de Radio Nizkor, Claudia Julieta Duque. Espiada por sus propios guardaespaldas para el DAS (http://www.rsf.org/Aparente-desviacion-del-programa.html), la periodista incordiaba con sus investigaciones sobre el asesinato, en 1999, del editorialista y humorista Jaime Garzón, posiblemente cometido por ex funcionarios del DAS.
A modo de membrete del manual de espionaje figuran los datos personales de Claudia Julieta Duque, sus números de teléfono y direcciones electrónicas. El documento hace recomendaciones en cuanto a la duración de las llamadas telefónicas anónimas así como sobre los lugares donde preferentemente se deben de realizar dichas llamadas. También preconiza que el interlocutor anónimo utilice mejor el autobus para desplazarse y le enumera los sitios con videovigilancia para evitar que lo descubran. Parece ser que estas recomendaciones se han seguido al pie de la letra desde 2004, año en el que la periodista empezó a recibir amenazas apuntando también a su hija, de diez años de edad.
Por hoy, no se ha llevado ninguna investigación a fondo sobre las actuaciones del DAS. La Corte constitucional rogó que se le transmitiera toda la información recogida por el DAS sobre Claudia Julieta Duque, pero la central de inteligencia no ha contestado aún a esta petición.
Otra víctima de presiones y amenazas atribuidas al DAS, Hollman Morris, conocido por haber cubierto el conflicto armado durante más de diez años, ha demandado al Estado colombiano ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). Esta denuncia se acompaña de una petición de investigación destinada a "juzgar a los responsables de las amenazas, acosos, vigilancias, difamaciones y estigmatizaciones políticas" de las que el periodista y su familia fueron víctimas, llevándolos al exilio.
En un documento de 71 páginas, apoyado por el Colectivo de Abogados José Alvear Restrepo, Hollman Morris denuncia haber recibido las primeras amenazas en el año 2000, cuando trabajaba para el diario El Espectador. Desde entonces, el periodista sufrió varias presiones, amenazas, e intentos de descrédito, entre otros por el propio presidente Álvaro Uribe (http://www.rsf.org/Polemica-en-torno-al-acoso-del.html). Hollman Morris fue, al igual que Claudia Julieta Duque, uno de los principales periodistas víctimas de las actuaciones del DAS.
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