Pronunciamiento de una Misión internacional de libertad de prensa y libertad de expresión a Honduras – 29 de noviembre de 2009
Desde el golpe de Estado cívico militar del 28 de junio contra el gobierno democrático de Manuel Zelaya, Honduras se ha hundido en la peor crisis política que Centroamérica ha visto en años. El 29 de noviembre del 2009, Honduras celebrará elecciones generales bajo condiciones que no muestran de ninguna forma una verdedera democracia. Presentadas por Micheletti, el presidente de facto, como solución al conflicto, las elecciones sin embargo no serán reconocidas por los gobiernos latinomaericanos, la OEA, la Unión Europea y otros representantes de la comunidad. Al respecto los medios y el Estado presentan a la sociedad hondureña información sobre 300 observadores internacionales de diversos países de la comunidad internacional haciendo ver que si se tiene el respaldo esperado al proceso electoral.
En el contexto de elecciones, los medios de comunicación juegan un papel central para garantizar que la sociedad cuente con información veraz, clara y oportuna. En Honduras no obstante, el contexto actual es completamente al reverso. Desde el 28 de junio, al menos 127 casos de violaciones a la libre expresión se han registrado. Las agresiones van desde cierre temporal de medios de comunicación, atentados, amenazas, cancelación y censura a programas de radios y televisión, hasta el despedido y detenciones ilegales de periodistas.
Del 1 al 7 de noviembre de 2009, una misión para la libertad de prensa y expresión – compuesta por siete organizaciones internacionales – visitó Honduras para analizar la situación de los periodistas y medios de comunicación.
En un ambiente de polarización mediática extrema, visible en otros lugares de Latinoamérica, el golpe de Estado hondureño reveló como nunca la subordinación del paisaje mediático a una oligarquía que domina totalmente a la clase política y defiende únicamente sus propios intereses. En Honduras en 2008 se registraban 691 estaciones radiales, 169 canales de televisón y 142 señales de televisión por abonados. No obstante esta cantidad de medios, son sólo seís familias las que controlan los 10 principales, cuyos propietarios pertenecen en su mayoría a un sólo partido político.
La actividad de los periodistas de cara a las elecciones y la coyuntura política se ha tornado de alto riesgo, ya que al menos 31 periodistas han sido lesionados por la autoridad y los manifestantes durante su cobertura informativa.
La Misión internacional tuvo que abandonar su idea de reunir a periodistas locales para buscar la reconciliación y el compromiso de todos con la democracia dado que constataron una gran polarización entre la prensa y periodistas. A nivel de los medios de comunicación se produce una realidad dolorosa vinculada a la participación de las empresas del sector en forma voluntaria al bloqueo informativo impuesto por el regimen de facto. De cara a las elecciones, los medios opositores al régimen que preside Micheletti, corren un alto riesgo en esto proceso electoral.
El desbalance mediático es un dato duro previo al 28 de junio, que alentó el clima de ingobernabilidad[1] en Honduras. La censura y autocensura comprometen al sistema de medios en su conjunto, considerando los tres sectores, privado, público, social-comunitario, en los soportes escritos, radiales, televisivos y digital.
Las primeras acciones de censura por parte del gobierno de facto se hicieron a través del cierre y asalto de medios, amedrentamiento, golpizas y detenciones arbitrarias a periodistas, expulsión de corresponsales extranjeros, complementado con utilización de mecanismos de guerra sucia y amenazas.
La censura también opera de manera indirecta mediante el uso indiscriminado de mecanismos de control sobre Internet y sobre la distribución de energía eléctrica, aplicación arbitraria del sistema de concesiones de frecuencias de radio y televisión, cadudación de campañas públicas a medios no partidarios al golpe.
La autocensura es oblicua y oculta, opera sobre un clima de miedo, muchas veces de terror. En el primer período de toma del poder, la estrategia de los grandes medios fue no informar: dibujos animados, marchas militares y música ambiental en las estaciones de radio y televisión de la corriente principal.
En entrevista con editores y periodistas de un diario que sigue buscando un equilibrio editorial, sostienen: "A veces nos autocensuramos presionados por la publicidad. Quisiéramos decir más de lo que podemos....producir más información dura y concatenar los hechos, un mayor desarrollo del género interpretativo. En la editorial damos a conocer nuestra posición de rechazo al golpe de estado, pero no es suficiente". A juicio de estos profesionales el discurso mediático no vincula libertad de prensa, de expresión y democracia. Las autoridades niegan a este periódico el acceso a fuentes gubernamentales, no les renuevan credenciales, exacerbando el secretismo informativo.
Representantes de radios comunitarias expresaron ante la Misión que "no podemos difundir mensajes que llamen a la abstención en las elecciones, porque el precio será que el estado nos quita la frecuencia".
La libertad de prensa en Honduras, mucho antes del golpe, se ejerce en un entorno adverso y en condiciones de inseguridad, pero la actual crisis política ha venido a recrudecer las amenazas y riesgo que enfrentan quienes ejercen el derecho a la libertad de expresión a través de los medios de comunicación. Las múltiples presiones provenientes de las dos partes del conflicto político para influenciar las líneas editoriales, incluyendo agresiones físicas a trabajadoras y trabajadores, son la característica distintiva del escenario prevaleciente para la prensa en Honduras.
La Misión pudo recoger testimonios que dan cuenta de un cúmulo de situaciones y actos que producen un contexto de incertidumbre, el cual se traduce en violaciones directas e indirectas de los derechos humanos de quienes ejercen la libertad de prensa y el derecho a comunicar.
La cobertura de las protestas a favor o en contra de la restitución del Presidente Manuel Zelaya presenta un grave riesgo. Diversas organizaciones y organismos regionales de derechos humanos, dieron cuenta de las agresiones de las que fueron objeto reporteros y camarógrafos de medios tanto nacionales como extranjeros durante los meses inmediatos al golpe de Estado. Sin embargo, la Misión pudo constatar el grado de vulnerabilidad que enfrentan quienes dan cobertura a la represión de las protestas por parte de la policía.
Los medios de comunicación, no sólo han sido un reflejo de la polarización política de la sociedad a partir del 28 de junio, sino que también se han erigido como promotores o detractores activos de la misma, ocasionando que la información objetiva sea escasa. Diversos testimonios apuntan hacia la existencia de "listas negras de periodistas", elaboradas tanto por supuestos partidarios a favor de la restitución de Miguel Zelaya como de quienes apoyan el gobierno encabezado por Roberto Micheletti, las cuales circulan en Internet y han ido produciendo una sensación de incertidumbre entre el gremio periodístico.
La Misión pudo constatar que como medida de autoprotección algunos de los medios identificados con el Gobierno de facto, han decidido que sus periodistas y vehículos, no porten una identificación visible durante la cobertura de protestas y eventos públicos. Mientras tanto, los periodistas y medios de comunicación críticos se ven obligados a arriesgarse a administrar el riesgo que enfrentan mediante la autocensura, la adopción de medidas rudimentarias de autoprotección, y evitando trasgredir los límites no escritos a la crítica y posturas de oposición.
Es claro que la incertidumbre además obstaculiza la labor periodística, presenta graves amenazas en contra de la integridad física de las y los periodistas.
Durante la visita de la Misión, los medios de comunicación informaron el 5 de noviembre sobre la detonación de un artefacto explosivo en las instalaciones de la radiodifusora HRN. Estos hechos se suman a la lista de ataques en contra de instalaciones de medios de comunicación: Canal 36 y Radio Globo (23 de agosto); Canal 11 (6 de julio), El Heraldo (15 de agosto). Sin embargo, hay que destacar que por primera vez hubo una persona lesionada en la explosión en las instalaciones del HRN. Las más recientes detonaciones de un artefacto explosivo se dieron en las instalaciones de Canal 10 (24 de noviembre) y Radio América (27 de noviembre).
A pesar de esta situación, ninguno de las empresas de comunicación ha ofrecido algún tipo de entrenamiento en seguridad para sus empleados y empleadas. Esta situación se agrava en el caso de las radios comunitarias, indígenas y medios de comunicación basados en Internet, ya que su operación se encuentra de por sí limitada por la falta de recursos económicos y materiales. La mayoría de las y los periodistas optan por la autocensura al ser la única medida de protección disponible.
Otro factor que afecta de manera determinante en las condiciones de seguridad de periodistas y medios de comunicación en Honduras, es la impunidad generalizada en los casos de agresiones, tanto en aquellos que tuvieron lugar antes del golpe de Estado como aquellos perpetrados durante los últimos meses. Esta situación ha promovido un sensación de incertidumbre e indefensión entre el gremio periodístico y quienes ejercer la libertad de prensa en el país.
Para los integrantes de la Misión, las condiciones para elecciones libres y justas claramente no se cumplen tampoco en este momento. La libre y segura expresión de opiniones políticas disidentes está limitada o es difícil y el acceso a los medios está basado en la fidelidad política. Estos restringen severamente la oportunidad de tener candidatos independientes para hacer campañas y expresar sus ideas. La existencia de una ciudadanía bien informada simplemente no está presente en este momento en Honduras.
Bajo la actual situación de censura, polarización y parcialidad de los medios, amenazas endémicas o violencia, las elecciones no se consideran libres y justas.
La Misión Internacional visitó 4 ciudades, en donde tuvo la oportunidad de celebrar un total de 22 reuniones con grupos de periodistas y editores y 4 con organizaciones de libertad de prensa, libertad de expresión y los derechos humanos. Esto permitió obtener el panorama general que rodea el ejercicio de la libertad de prensa en el país.
El diagnóstico obtenido por la Misión es grave e inquietante, aunque fundamental para comprender el fenómeno que se vive en Honduras y mostró la necesidad de que la Misión regrese al país en el año 2010, como parte de los trabajos que se han planteado desarrollar.
En Honduras todavía no existe vinculación entre libertad de expresión, libertad de prensa y democracia. La ciudadanía esta afectada de un fuerte estrés por la crisis política. Y los medios no han sido capaces de contener este daño social.
La Misión publicará un informe amplio a corto plazo.
La Misión Internacional de Libertad de Prensa y Libertad de Expresión en Honduras está compuesta por 7 organizaciones internacionales:
– ARTICLE 19
– Asociación Mundial de Diarios (WAN-IFRA) / Asociación de Entidades Periodísticas de Argentina (ADEPA)
– Asociación Mundial de Radios Comunitarias (AMARC)
– Federación Internacional de Periodistas (FIP)
– Free Voice
– International Media Support (IMS)
– Reporteros sin Fronteras (RSF)
[1] Este aspecto no se percibe tan fácilmente en el país por diversas medidas para acallar las voces contrarias al gobierno de facto como ser la desinformación u ocultar actos que no beneficien la imagen gubernamental y de un país que "si es gobernable" y en el cual todo está en calma.
Benoit Hervieu
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