No recordamos que periodistas que tuvieron actuación profesional importante durante el gobierno de Fujimori y participaron en sus "operativos sicosociales" y otros, se hayan, por lo menos, disculpado de haber confundido tanto a sus oyentes, lectores, televidentes.
No encuentro nada de los Lúcar, Pérez Luna, Delta, de la gente de "Expreso", por citar sólo algunos de los casos más conocidos. Tampoco de los profesionales de Radio Programas del Perú tan mencionados en charlas entre Vladimiro Montesinos y Manuel Delgado Parker.
De aquel equipo periodístico de Canal 2, menos todavía. Alojados ahora en los diarios de la familia Wolfenson, reclaman impunidad para los autores intelectuales de crímenes atroces.
No podemos menos que recordar el caso ejemplar de los periodistas chilenos.
En 1975 la dictadura de Pinochet anunció sucesivos enfrentamientos armados con sediciosos y convocó a la prensa para su cobertura. Varios periodistas aseguraron haber acudido a los lugares indicados y contaron a sus lectores historias que resultaron ser absolutamente falsas, urdidas por los servicios de inteligencia.
Importantes hombres de medios, incluso de "El Mercurio", avalaron las versiones inventadas que señalaban que muchos subversivos habían caído en combate.
Así se difundieron los casos llamados "Rinconada de Maipú", "Los 119", "Operación Colombo" (ligada a la "Operación Cóndor") como enfrentamientos victoriosos pero que en realidad fueron crueles asesinatos de prisioneros y muchas veces en fechas anteriores a los llamados "combates".
Muchos años después, conocido que habían sido montajes propagandísticos, el Colegio de Periodistas de Chile expulsó a esos malos periodistas, expuso sus nombres y, sobre todo, pidió disculpas públicas a los familiares de las víctimas.
Vale la pena recordar todo esto al cumplirse los primeros cinco años del valiente y valioso Informe de la Comisión de la Verdad y Reconciliación y que tiene muchas menciones al periodismo de entonces. Una visita a dicho Informe será útil para hacer recordar que algunos colegas debieran, insisto, pedir disculpas a sus lectores porque avalaron, ocultaron, distorsionaron, y hasta mintieron.
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